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 Los tan traídos y llevados asuntos sobre los inmigrantes, la convivencia entre extranjeros y españoles se ha convertido en el tema más discutivo últimamente. Con los años que llevo en España, tengo yo también mi propia opinión sobre este problema y a veces tengo gana de expresarla.
En primer lugar, querría decir que España es un país verdaderamente maravilloso,a que durante estos años que he vivido en Madrid siento que es una ciudad llena de cultura, historia y belleza. Sin embargo, a diferencia de los turistas, los inmigrantes no vienen para ver a los toreros, o el flamenco, ni para disfrutar del sol y la playa y luego marcharse llevando un recuerdo inolvidable para toda la vida, sino que vienen para trabajar. El motivo de salir de sus países puede ser distinto según cada persona, pero el objetivo siempre es lo mismo: para mejorar la vida. Buena parte de inmigrantes llega sin familia ni amigos, sin saber hablar español y a no ser que trabaje duro, no podrá quedarse en España y tendrá que volver a su país, desde luego.
Sin embargo, a pesar de estas diferencias, todavía hay gente que no ponen buena cara a los inmigrantes. Es cada vez más frecuente oir, por ejemplo, decir que los inmigrantes han quitado puestos de trabajo a los españoles. Entiendo por qué se dice esto, indudablemente hay cada vez más extranjeros en España y, trabajan casi en todos los sectores de la sociedad;al parecer, están “compartiendo” con los españoles. Pero tal vez convenga recordar que, para que una persona pueda quedarse legalmente en España, primero tiene que buscar a alguien que le haga una oferta de trabajo.Si lo encuentra, tiene que esperar mientras gestionan los trámites. Se necesita que el INEM certifique que no hay ningún español que quiera ese puesto de trabajo, o mirar el catálogo trimestral de puestos de difícil cobertura donde se publican los trabajos que no quieren hacer los españoles. Una vez que esté admitido, viene y trabaja esta persona en España. Pero el camino tortuoso acaba de empezar desde aquí. Si se le termina el contrato de trabajo, o se ofrece a otra, ya tiene que abandonar de España.
Teniedo en cuenta esto, ya no es difícil ver la relación entre inmigrantes y españoles. Hay un refrán chino que dice que, “cuando no hay marcha atrás, tienes que seguir a la fuerza”. No quiero decir con este refrán que los inmigrantes son personas que “no tienen marcha atrás”.En cambio, sí que creo que la presión que tienen de trabajar es más que los españoles. Como decía, la mayoría de ellos viene a España para buscar una vida mejor y, la mayoría de las veces lleva el cargo de la familia. Pero esta intención a veces hay españoles la entienden como una competición de intereses entre inmigrantes y ellos.
No cabe duda de que muchos españoles miran a los inmigrantes con buenos ojos, por ejemplo la mayoría que me he encontrado yo es amable, hospitalaria y, trata bien a los extranjeros. La cuestión es cómo es y cómo tiene que ser la relación entre los inmigrantes y los españoles. Jamás no tendría una respuesta adecuada nunca.
Al final quiero decir que, en un mundo globalizado como el nuestro, en el que existe actualmente el libre comercio, intercambio de cultura, comunicación, ect, la aparición de la inmigración, o mejor dicho, el libre movimiento de mano de obra ya parece una cosa inevitable. No se podrá negar que las personas que nacen en países más ricos y desarrollados tendrán oportunidades diferentes a las que nacen en países menos desarrollado, lo cual provoca el movimiento de población a lugares donde se las necesite mano de obra y donde haya posibilidad de mejorar la vida. A lo mejor la convivencia y la competencia entre los inmigrantes y los nativos españoles, podrán ser compartibles. |
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