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发表于 2007-3-5 01:36:03
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un chiste que no es un chiste
“EN CASTILLA SOMOS ASÍ” EN UN RESTAURANTE CERCA DE BURGOS TIENEN UNA ESCOPETA A PUNTO “POR SI HABLAN CATALÁN”
"Tengo la escopeta a punto por si hablan catalán"
Un vecino de Sant Pere Molanta narra el esperpéntico episodio vivido en un restaurante de Burgos por hablar en catalán con su mujer.
Estaba en la provincia de Burgos, de vacaciones, con su mujer y su hija de 2 años, sentados en la mesa del restaurante La Posada Duucal. Recomendaba a su mujer que pidiese el primer plato por que el segundo le habian dicho que iban a tardar en servir. Son vecinos de Sant Pere Molanta, catalanohablantes y, naturalmente, la lengua que utilizan entre ellos es el catalan.
Pero el camarero que los atendia no le debia parecer tan normal por que les recriminó el hecho que usaran el catalán mientras les exigia que entre elllos usaran el español.
Joan Reventós lo encontró insólito, incomprensible. El también se dedica a la restauración y nunca se le habria pasado por la cabeza exigir a una pareja de clientes que hablásen entre ellos en catalán.
“Quien paga manda” o “ el cliente siempre tiene la razón” son los dichos habituales. Pero Joan Reventós lo que decidió sin perder las formas y ante tan desagradable sorpresa, fue hacer notar al camarero, que respondia al nombre de Oscar, que a quien debia hablar en catalán era “a su mujer y no a el”. La respuesta del camarero de la Posada Ducal fue bien clara: "tengo la escopeta a punto para el primero que lo intente". Poco después, al insistir en la rareza de exigir a los clientes que entre ellos hablasen en español, pensando que posiblemente unos clientes que hablasen en ingles o en sueco no hubiesen tenido este problema, el tal Oscar, aseguró que en su casa "los ingleses hablan entre ellos en castellano".
La Posada Ducal es un establecimiento en la localidad de Peñanda de Duero, en plena DO Ribera del Duero, una bellíssima región a la que se habia desplazado de vacaciones a principios de septiembre de 2006 Joan Raventós. El restaurante es un conocido establicimiento de la zona a la cual se dirigió por expresa recomendación de un bodeguero que habia ido a visitar. "Queria hacer una buena comida y decidimos ir" y así se presentaron en la plaza Mayor de este pueblo, donde está el restaurante que también ofrece alojamiento, con la posibilidad de hacer la reserva por teléfono (947 55 23 47) o bien informarse a través de la página web www.laposadaducal.com. No volverán, no solo por el trato recibido "después de decirme eso de la escopeta nos levantamos de la mesa y nos fuimos" sinó porque se encontraron que su reclamación era archivada y que los responsables de La Posada Ducal ni tan solo intentan disimular su animadversión hacia "las nuevas generaciones de catalanes", así, tal cual suena, sin más matices ni preambulos. Con estas mismas palabras lo hizo notar en la respuesta a la reclamación interpuesta por Joan Raventós ante la Junta de Castilla y León que, por supuesto, consideró el episodio poco más que una anécdota por sentenciar que no tenia "la suficiente relevancia como para considerarla una infracción administrativa sancionable". Desde el restaurante La Posada Ducal no solo se reconocieron los hechos "el hecho de (según el señor Joan Raventós) obligarles a utilizar el español en mi presencia fue debido a que lo poquito que quiero entender el catalán cuando se dirigió a su esposa no lo puedo asegurar pero me pareció que utilizó unas palabras despectivas hacia mi persona algo así como: Estos españoles..." segun consta textualment en la resolución de archivo de actuaciones previas, sinó que se permitió ir aun mas lejos , ante el beneplacito de la Junta de Castilla y León, porque, a continuación, enseñan las cartas y muestran sin tapujos la xenofobia que profesan hacia los catalanes. La Posada Ducal no se cortó al decir, como despedida y para justificarse plenamente, que "con esta carta o alegaciones que les escribo si quiero mostrar mi gran preocupación por el gran cambio que se ha producido en las nuevas generaciones de clientes catalanes, las cuáles quedan totalmente definidas en la persona del señor Juan Raventós que a diferencia de generaciones más adultas deja mucho que desear en cuánto a maneras, educación y respeto". El adiós y salida del restaurante tampoco fue muy amable, travas para interponer una reclamación y la amenaza latente de no hablar en catalán por eso de la escopeta pero, al menos, Raventós escuchó una voz en la mesa del lado que le decia que lo mejor que podia hacer era irse después de asegurar que "En Castilla no somos así". |
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