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El vecino chino

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发表于 2004-10-4 17:40:31 | 显示全部楼层 |阅读模式
• CATALUNYA ALBERGA CASI UNA TERCERA PARTE DE LA COMUNIDAD CHINA EN ESPAÑA, UNA INMIGRACIÓN QUE SIGUE EN AUGE Y QUE DESATÓ UNA IRA XENÓFOBA EN ELX.
         

SANTA COLOMA. Dos jóvenes, en el barrio de Fondo, núcleo de la comunidad china.



+ información

         
       
         

El vecino chino (II)

         

El vecino chino (III)

         

Objetivo: Xibanya, la tierra prometida

         


         

E. WINKELS / P. CASTÁN
BARCELONA

La plaza del Rellotge de Santa Coloma de Gramenet no tiene la amplitud de la de Tiananmen en Pekín, con sus dimensiones infinitas. Tampoco a ambos lados de esta placita triangular del popular barrio de Fondo se erigen esas impresionantes puertas chinas que dan la bienvenida a los visitantes de los Chinatown de ciudades del mundo como Nueva York, Londres o San Francisco. Pero no sería mala idea colocar esas puertas majestuosas también en Santa Coloma, a ambos extremos de la calle de Mossén Jacint Verdaguer, en honor a la colonia de inmigrantes que más crece y que, en poquísimos años, ha cambiado por completo la fisonomía de esta parte de la ciudad. Cada mes se empadronan 86 nuevos chinos en Santa Coloma.
El visitante que desde hace tiempo no se ha acercado al mercado de Fondo para sentarse en una terraza, enfrente o en uno de los bancos de la plaza del Rellotge, o para adentrarse en las calles adyacentes, se frotará los ojos y concluirá, tras escasos minutos, que Catalunya ya tiene su Chinatown. "Y hay que venir un domingo, cuando la gente de aquí se va fuera. Entonces, sólo estamos los chinos en la plaza", dice Ye Jin-yun, el presidente de la Asociación de Empresarios y Trabajadores Chinos de Catalunya, uno de los numerosos organismos que representan a la comunidad china. Una vecina de la calle de Bruc asiente: "Me he ido tres meses este verano, y parece que ya se han duplicado".
Santa Coloma es el paradigma de lo que está ocurriendo no sólo en Catalunya, sino en toda España, sobre todo en zonas concretas, con focos de industria especializada, como Fuenlabrada (distribución de artículos de regalo) o Elx (calzado). Más de una década después del primer aterrizaje masivo de chinos, todos ellos restauradores, se vive la segunda oleada, mucho más amplia, de la inmigración china. En 1990, sólo había 387 chinos censados en Catalunya. En 1996, eran 2.837. El pasado 30 de junio, sólo entre Barcelona (7.195), Santa Coloma (3.377) y Badalona (2.827) se sumaban ya 13.399 chinos empadronados. La cifra real, incluyendo los irregulares, es ligeramente superior. En toda España se ha pasado de 4.090 chinos registrados en 1990 a los 60.021 de este año.
Y como el mercado de restaurantes chinos está saturado desde mediados de los noventa, los recién llegados han ido descubriendo y abriendo otros negocios, como las tiendas de regalo o todo a 100, los talleres de confección y la venta al mayor. "El ideal chino es que la familia sea igual al negocio. En la mayoría

de los casos, esas empresas familiares se montan con poco capital de inversión. Eso funcionaba bien en los restaurantes, hasta que la oferta se saturó. Fue el negocio básico de los chinos hasta mediados de los 90", explica Joaquín Beltrán, profesor del Centre d'Estudis Internacionals i Interculturals de la Universitat Autònoma de Barcelona y autor de numerosos estudios sobre los inmigrantes chinos, entre ellos Els Xinesos a Catalunya, de la Fundació Jaume Bofill. Relata, por ejemplo, que de los 700 restaurantes chinos que había en Barcelona en 1993, año del gran auge, se pasó a unos 400 en 1998.
"Pero las corrientes de inmigración no se detienen --añade Beltrán-- , y al no encontrar ya trabajo en los restaurantes, los chinos buscaban otras salidas. Sobre todo esos negocios que necesitan poco capital de inversión, como las tiendas de todo a 100, la venta de ropa al menor y los talleres de confección". Son salidas que antes no tenían, según Lam Chuen-soun, propietario de dos restaurantes en Barcelona y que, con su llegada en 1979, fue uno de los pioneros en Catalunya. "Entonces no nos dejaban poner una tintorería u otro negocio, sólo autorizaban los restaurantes. No nos importaba, porque era un negocio barato y sencillo de montar", dice Lam.
Mientras que Lam, presidente honorífico de la Asociación de Restaurantes Chinos de Catalunya, entre otros cargos, ha introducido en sus establecimientos, Río Azul y Shangai 1930, la fusión entre la cocina catalana y cantonesa, un recorrido por Santa Coloma y Badalona demuestra que los platos que suelen ofrecer los chinos en sus restaurantes, desde los inevitables tallarines tres delicias hasta el pollo agridulce, son adaptaciones occidentalizadas y no tienen nada que ver con lo que ellos mismos comen.

Platos deliciosos
En Fondo abundan los restaurantes sin rótulos en castellano, por lo que desde fuera no se ve lo que son, y donde acuden a comer los propios chinos del barrio. Ahí, donde tampoco hay menú en castellano, se pueden pedir unos platos deliciosos que no figuran en la carta de los Palacio Imperial, Gran Muralla y compañía.
Y así, en el Chinatown catalán han surgido comercios por y para los chinos aunque, por supuesto, otras nacionalidades están invitadas a hacer ahí sus compras. Además de supermercados, ya hay peluquerías chinas, joyerías, zapaterías, tiendas de ropa, asesorías, una autoescuela e incluso un periódico semanal, La Voz China, cuya tirada de 3.000 ejemplares, con información tanto sobre España como del mundo y de la propia China --80 páginas con una gran cantidad de anuncios--, escrito en su idioma, el mandarín, se agota en pocos días.
Pero la barrera del idioma y la actitud siempre discreta, algo desconfiada, de la comunidad china, además de los recelos de los autóctonos hacia el inmigrante, ha dificultado una mayor interacción entre los dos mundos. "Habitualmente, se han visto forzados a desarrollar comunidades relativamente aisladas de la sociedad general, al ser prácticamente autosuficientes y depender de los propios recursos", según Joaquín Beltrán.
Pero en este aspecto, el panorama ya está cambiando, poco a poco. En los colegios del norte del Barcelonés ya se ven cada vez más alumnos asiáticos, y no suelen ser niñas adoptadas. De todos los nacimientos que hubo el año pasado en Santa Coloma, el 4,5% eran bebés de padres chinos, una fecundidad favorecida por la edad media de los chinos inmigrantes, unos 28 años. "Y esos niños se quedarán siempre aquí", aseguran desde la comunidad china.
Mientras que los padres están dedicados por completo al trabajo y apenas tienen tiempo para aprender el castellano e integrarse, los hijos se adaptan con su habitual rapidez y fluidez. "Dentro de 15 años, esos hijos no querrán hacer el mismo trabajo que sus padres. Se meterán en oficios diferentes o seguirán estudiando", asegura Ye Jin-yun, cuya asociación es la primera en juntar empresarios y trabajadores.

Hijos universitarios
Ya muestran este cambio de actitud los hijos de la primera generación que llegó a España: hay unos 100 estudiantes chinos inscritos en las universidades españolas, jóvenes que han pasado por la ESO y la selectividad y cuyos padres han ganado suficiente dinero como para poder pagarles los estudios. En Catalunya hay ahora 2.080 chinos escolarizados. Y la escuela china que montó el restaurador Lam Chuen-soun en Barcelona comenzó en 1995 con 34 alumnos y cuenta ya con 324. Unos 60, son españoles, muchas niñas adoptadas por parejas catalanas.
Ye Jin-yun no cree justificada la crítica a la creciente presencia de compatriotas suyos en barrios tan populares como Fondo o, ya al otro lado de la cercana frontera municipal con Badalona, La Salut y La Pau. "Hace 10 años había muchos locales y pisos vacíos. Pocos querían venir aquí. Con nuestra llegada, todo se ha revalorizado y los pisos son mucho más caros", dice.
A los chinos y también a un estudioso como Beltrán les molestan sobre todo las eternas historias sobre la ilegalidad y las mafias chinas. Ye explica: "No hay mafia china, ni siquiera existe, como en Japón. Hay gente buena y gente mala, como en todos los sitios. Siempre se menciona lo de las mafias para hacernos daño. Los chinos ganan su dinero con negocios que montan sobre la base de la familia". Según Beltrán, pese a los numerosos talleres de confección que han sido expedientados en los últimos años en Badalona (53 el año pasado, 61 en lo que va de año), "ellos no tienen vocación de clandestinidad. Hay mucho menos irregulares de lo que dicen. Si todos no tienen los papeles en orden, es porque el Gobierno se lo impide. Si hubiese voluntad, no habría ningún problema. Que sirva el ejemplo de Prato".
Prato es una localidad italiana pegada a Florencia, una ciudad que vivía del textil y donde a finales de los años 80 llegaron los primeros chinos. Fueron la avanzadilla de ese cambio de rumbo, del téxtil --o el zapato-- en lugar del restaurante. Ahíempezaron a montar sus talleres, todos legalizados, y ahora la industria textil local está en sus manos. Pocos años más tarde empezaron a llegar a España. A Santa Coloma, Badalona y Fuenlabrada (Madrid), sobre todo.
El polígono de Montigalà ha servido como el gran imán para los miles de chinos que han aterrizado en los últimos años en el Barcelonés. Ahí, en el norte de Badalona, el negocio de la moda pronto, confección y colecciones casi inmediatas para prácticamente el 90% de las tiendas españolas se ha convertido en el segundo centro de distribución más grande de Europa, tras Milán. Cientos de locales de venta al por mayor se concentran en naves y en los bajos de los pisos olímpicos. Sólo un par están en manos de empresarios chinos, pero prácticamente todas las empresas españolas se abastecen de lo que les viene de talleres chinos.
"Empezamos a ir a China para abaratar costes. Gracias a eso, ahora la ropa es más barata que hace tres años, que es cuando empezó la llegada fuerte de los chinos. Trabajamos cada vez más con ellos", comenta Rafael Flores, presidente de la asociación Pronto Moda en Montigalà. Pero las ideas de estos empresarios de confección al por mayor sobre los chinos son ambiguas. Aplauden los talleres, pero no soportan a los mayoristas chinos que desde hace años se han ido apoderando de los alrededores de la calle de Trafalgar en Barcelona. "Nuestra gente está muy quemada por lo de Trafalgar --dice Flores. Lo que nos molesta es la vía como entra la mercancía aquí. No hay ningún control en el puerto o aeropuerto. Descargan contenedores enteros sin que se sepa lo que hay dentro. Y luego, parece que hay otras reglas para ellos. Nosotros tenemos que cumplir con el horario, de lunes a viernes, y la obligación de sólo vender al por mayor. Ellos están siempre abiertos y venden a cualquiera. Es competencia desleal. Nos están haciendo mucho daño".
Flores llega a comparar la situación de Trafalgar con la que se vive en Elx, donde los empresarios chinos se han hecho fuertes en la tradicional industria local del calzado, lo que originó hace 10 días el primer brote xenófobo hacia los chinos en España. Aun así, no lo quiere comparar del todo: "Nuestra ventaja es que tenemos una respuesta muy rápida, en dos semanas podemos cambiar una colección. Por eso nuestro producto se desmarca del de ellos. Ellos llegan más a los mercadillos, a la clase baja, pero aprenden rápido. Hace dos años, dos de los nuestros fueron a China a encargar 20.000 prendas. Los chinos hicieron 40.000, y con esa otra mitad vinieron ellos mismos aquí para venderla en la calle por el precio de la venta al por mayor".
Los chinos prefieren importar porque la fabricación allí es barata. Sin embargo, cada vez se ven en la necesidad de producir también aquí, sobre todo en cuestión de la moda exterior de temporada. "Hace falta un mes para producir y se tarda un mes en enviarlo en barco, así que cuando llega se ha acabado la temporada", cuentan desde la Asociación Textil de Moda China en Catalunya, por lo que recurren cada vez más a sus propios talleres. Otras piezas, como complementos y artículos destinados al todo a 100, son más fáciles de importar.
Los comerciantes tradicionales de la zona mayorista de Trafalgar se quejaban tanto de esa competencia como de la forma de actuar de los chinos recién llegados, que almacenaban grandes cantidades de género en las tiendas sin escaparates. Últimamente, la tensión parece haberse rebajado un poco. La comunidad china intenta adaptarse a las costumbres locales y ya sacan a la calle el cartón, su basura, a una hora convenida, sin que moleste tanto. Y son cada vez más los que buscan naves grandes fuera del centro para almacenar, ya que en Trafalgar sólo pueden vender. Los chinos se han instalado, sobre todo, en la calle Industria de Badalona y sus alrededores, y lo han hecho en nuevos e inmensos almacenes. Hay algunos que acaban de abrir o que están instalándose todavía, no sólo mayoristas de ropa, sino también muchos con un stock impresionante de artículos de regalo. Ferretería, droguería, cerámica, menaje, textil, perfumería. Todos los días 8.30-20.30. reza un rótulo. En la puerta, media docena de furgonetas de fabricación japonesa de dueños de tiendas de todo a 100 que eligen mercancía.
A todos los chinos del Barcelonés les han llegado las noticias de los disturbios de Elx. Están preocupados, sobre todo porque siempre han ido con tanta discreción precisamente para evitar generar malestar económico hacia ellos y no dar pie a actos de racismo. "Lo de Elx no es manera de hacer las cosas. Si hay problemas, hay que solucionarlos, pero no con fuego. Vale, el negocio siempre es una guerra. Gana el más fuerte, el más listo, pero no con bombas ni armas. Es la guerra del mercado", dice Ye Jin.yun. "Y en esa guerra hemos utilizado la cabeza".
Los chinos defienden que en ese mercado ellos no hacen trampas ni ejercen una competencia desleal. Jiangfei Xu, presidente en funciones de la Asociación Textil de Moda China en Catalunya, alega que los chinos "eliminamos intermediarios. Si algo se puede ofrecer a ocho euros en vez que a 12, gastando menos en mano de obra, lo que hay que hacer no es cerrar fábricas, sino cambiar de mentalidad y conseguir que la producción se haga en China, más barata, para venderla directamente aquí, con reducción de costes".
Y los precios más baratos favorecen también al consumidor español, por supuesto. Según los chinos, ellos contribuyen a la riqueza española. "Los chinos traemos fortuna a los españoles, porque pueden comprar más barato. Por eso, el ciudadano está contento", dicen los pioneros de una economía global.
发表于 2004-10-5 21:56:44 | 显示全部楼层
以后加一条中文注释好不好
发表于 2004-10-5 22:32:23 | 显示全部楼层
Ua, me quita las ganas de leer, jeje, traduce!!!!
 楼主| 发表于 2004-10-6 15:20:44 | 显示全部楼层
苏菲  在 2004-10-6 01:52 发表:

pega algo en chino ,no? hermano?


Hermanita, lo siento mucho, no tengo tiempo para traducirlo, asi que cedo el trabajo a los que quieren practicar la traduccion.

Ademas, creo que es mejor leerlo en el texto original. (como las peliculas, jeje)
发表于 2004-10-6 15:22:54 | 显示全部楼层
vaya por dios...que dolor de cabeza...
 楼主| 发表于 2004-10-6 16:02:56 | 显示全部楼层
dolor de cabeza???

你不会以为我是来促销阿司匹林的吧!!!呵呵
发表于 2004-10-6 22:04:37 | 显示全部楼层
ponga los textos mas separados.......asi todos pegados es muy dificil de leer
发表于 2004-10-6 22:07:04 | 显示全部楼层
• CATALUNYA ALBERGA CASI UNA TERCERA PARTE DE LA COMUNIDAD CHINA EN ESPAÑA, UNA INMIGRACIÓN QUE SIGUE EN AUGE Y QUE DESATÓ UNA IRA XENÓFOBA EN ELX.
         

SANTA COLOMA. Dos jóvenes, en el barrio de Fondo, núcleo de la comunidad china.



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El vecino chino (II)

         

El vecino chino (III)

         

Objetivo: Xibanya, la tierra prometida

         


         

E. WINKELS / P. CASTÁN
BARCELONA

La plaza del Rellotge de Santa Coloma de Gramenet no tiene la amplitud de la de Tiananmen en Pekín, con sus dimensiones infinitas. Tampoco a ambos lados de esta placita triangular del popular barrio de Fondo se erigen esas impresionantes puertas chinas que dan la bienvenida a los visitantes de los Chinatown de ciudades del mundo como Nueva York, Londres o San Francisco. Pero no sería mala idea colocar esas puertas majestuosas también en Santa Coloma, a ambos extremos de la calle de Mossén Jacint Verdaguer, en honor a la colonia de inmigrantes que más crece y que, en poquísimos años, ha cambiado por completo la fisonomía de esta parte de la ciudad. Cada mes se empadronan 86 nuevos chinos en Santa Coloma.
El visitante que desde hace tiempo no se ha acercado al mercado de Fondo para sentarse en una terraza, enfrente o en uno de los bancos de la plaza del Rellotge, o para adentrarse en las calles adyacentes, se frotará los ojos y concluirá, tras escasos minutos, que Catalunya ya tiene su Chinatown. "Y hay que venir un domingo, cuando la gente de aquí se va fuera. Entonces, sólo estamos los chinos en la plaza", dice Ye Jin-yun, el presidente de la Asociación de Empresarios y Trabajadores Chinos de Catalunya, uno de los numerosos organismos que representan a la comunidad china. Una vecina de la calle de Bruc asiente: "Me he ido tres meses este verano, y parece que ya se han duplicado".

Santa Coloma es el paradigma de lo que está ocurriendo no sólo en Catalunya, sino en toda España, sobre todo en zonas concretas, con focos de industria especializada, como Fuenlabrada (distribución de artículos de regalo) o Elx (calzado). Más de una década después del primer aterrizaje masivo de chinos, todos ellos restauradores, se vive la segunda oleada, mucho más amplia, de la inmigración china. En 1990, sólo había 387 chinos censados en Catalunya. En 1996, eran 2.837. El pasado 30 de junio, sólo entre Barcelona (7.195), Santa Coloma (3.377) y Badalona (2.827) se sumaban ya 13.399 chinos empadronados. La cifra real, incluyendo los irregulares, es ligeramente superior. En toda España se ha pasado de 4.090 chinos registrados en 1990 a los 60.021 de este año.
Y como el mercado de restaurantes chinos está saturado desde mediados de los noventa, los recién llegados han ido descubriendo y abriendo otros negocios, como las tiendas de regalo o todo a 100, los talleres de confección y la venta al mayor. "El ideal chino es que la familia sea igual al negocio. En la mayoría

de los casos, esas empresas familiares se montan con poco capital de inversión. Eso funcionaba bien en los restaurantes, hasta que la oferta se saturó. Fue el negocio básico de los chinos hasta mediados de los 90", explica Joaquín Beltrán, profesor del Centre d'Estudis Internacionals i Interculturals de la Universitat Autònoma de Barcelona y autor de numerosos estudios sobre los inmigrantes chinos, entre ellos Els Xinesos a Catalunya, de la Fundació Jaume Bofill. Relata, por ejemplo, que de los 700 restaurantes chinos que había en Barcelona en 1993, año del gran auge, se pasó a unos 400 en 1998.

"Pero las corrientes de inmigración no se detienen --añade Beltrán-- , y al no encontrar ya trabajo en los restaurantes, los chinos buscaban otras salidas. Sobre todo esos negocios que necesitan poco capital de inversión, como las tiendas de todo a 100, la venta de ropa al menor y los talleres de confección". Son salidas que antes no tenían, según Lam Chuen-soun, propietario de dos restaurantes en Barcelona y que, con su llegada en 1979, fue uno de los pioneros en Catalunya. "Entonces no nos dejaban poner una tintorería u otro negocio, sólo autorizaban los restaurantes. No nos importaba, porque era un negocio barato y sencillo de montar", dice Lam.
Mientras que Lam, presidente honorífico de la Asociación de Restaurantes Chinos de Catalunya, entre otros cargos, ha introducido en sus establecimientos, Río Azul y Shangai 1930, la fusión entre la cocina catalana y cantonesa, un recorrido por Santa Coloma y Badalona demuestra que los platos que suelen ofrecer los chinos en sus restaurantes, desde los inevitables tallarines tres delicias hasta el pollo agridulce, son adaptaciones occidentalizadas y no tienen nada que ver con lo que ellos mismos comen.

Platos deliciosos
En Fondo abundan los restaurantes sin rótulos en castellano, por lo que desde fuera no se ve lo que son, y donde acuden a comer los propios chinos del barrio. Ahí, donde tampoco hay menú en castellano, se pueden pedir unos platos deliciosos que no figuran en la carta de los Palacio Imperial, Gran Muralla y compañía.

Y así, en el Chinatown catalán han surgido comercios por y para los chinos aunque, por supuesto, otras nacionalidades están invitadas a hacer ahí sus compras. Además de supermercados, ya hay peluquerías chinas, joyerías, zapaterías, tiendas de ropa, asesorías, una autoescuela e incluso un periódico semanal, La Voz China, cuya tirada de 3.000 ejemplares, con información tanto sobre España como del mundo y de la propia China --80 páginas con una gran cantidad de anuncios--, escrito en su idioma, el mandarín, se agota en pocos días.

Pero la barrera del idioma y la actitud siempre discreta, algo desconfiada, de la comunidad china, además de los recelos de los autóctonos hacia el inmigrante, ha dificultado una mayor interacción entre los dos mundos. "Habitualmente, se han visto forzados a desarrollar comunidades relativamente aisladas de la sociedad general, al ser prácticamente autosuficientes y depender de los propios recursos", según Joaquín Beltrán.
Pero en este aspecto, el panorama ya está cambiando, poco a poco. En los colegios del norte del Barcelonés ya se ven cada vez más alumnos asiáticos, y no suelen ser niñas adoptadas. De todos los nacimientos que hubo el año pasado en Santa Coloma, el 4,5% eran bebés de padres chinos, una fecundidad favorecida por la edad media de los chinos inmigrantes, unos 28 años. "Y esos niños se quedarán siempre aquí", aseguran desde la comunidad china.

Mientras que los padres están dedicados por completo al trabajo y apenas tienen tiempo para aprender el castellano e integrarse, los hijos se adaptan con su habitual rapidez y fluidez. "Dentro de 15 años, esos hijos no querrán hacer el mismo trabajo que sus padres. Se meterán en oficios diferentes o seguirán estudiando", asegura Ye Jin-yun, cuya asociación es la primera en juntar empresarios y trabajadores.

Hijos universitarios
Ya muestran este cambio de actitud los hijos de la primera generación que llegó a España: hay unos 100 estudiantes chinos inscritos en las universidades españolas, jóvenes que han pasado por la ESO y la selectividad y cuyos padres han ganado suficiente dinero como para poder pagarles los estudios. En Catalunya hay ahora 2.080 chinos escolarizados. Y la escuela china que montó el restaurador Lam Chuen-soun en Barcelona comenzó en 1995 con 34 alumnos y cuenta ya con 324. Unos 60, son españoles, muchas niñas adoptadas por parejas catalanas.
Ye Jin-yun no cree justificada la crítica a la creciente presencia de compatriotas suyos en barrios tan populares como Fondo o, ya al otro lado de la cercana frontera municipal con Badalona, La Salut y La Pau. "Hace 10 años había muchos locales y pisos vacíos. Pocos querían venir aquí. Con nuestra llegada, todo se ha revalorizado y los pisos son mucho más caros", dice.

A los chinos y también a un estudioso como Beltrán les molestan sobre todo las eternas historias sobre la ilegalidad y las mafias chinas. Ye explica: "No hay mafia china, ni siquiera existe, como en Japón. Hay gente buena y gente mala, como en todos los sitios. Siempre se menciona lo de las mafias para hacernos daño. Los chinos ganan su dinero con negocios que montan sobre la base de la familia". Según Beltrán, pese a los numerosos talleres de confección que han sido expedientados en los últimos años en Badalona (53 el año pasado, 61 en lo que va de año), "ellos no tienen vocación de clandestinidad. Hay mucho menos irregulares de lo que dicen. Si todos no tienen los papeles en orden, es porque el Gobierno se lo impide. Si hubiese voluntad, no habría ningún problema. Que sirva el ejemplo de Prato".

Prato es una localidad italiana pegada a Florencia, una ciudad que vivía del textil y donde a finales de los años 80 llegaron los primeros chinos. Fueron la avanzadilla de ese cambio de rumbo, del téxtil --o el zapato-- en lugar del restaurante. Ahíempezaron a montar sus talleres, todos legalizados, y ahora la industria textil local está en sus manos. Pocos años más tarde empezaron a llegar a España. A Santa Coloma, Badalona y Fuenlabrada (Madrid), sobre todo.

El polígono de Montigalà ha servido como el gran imán para los miles de chinos que han aterrizado en los últimos años en el Barcelonés. Ahí, en el norte de Badalona, el negocio de la moda pronto, confección y colecciones casi inmediatas para prácticamente el 90% de las tiendas españolas se ha convertido en el segundo centro de distribución más grande de Europa, tras Milán. Cientos de locales de venta al por mayor se concentran en naves y en los bajos de los pisos olímpicos. Sólo un par están en manos de empresarios chinos, pero prácticamente todas las empresas españolas se abastecen de lo que les viene de talleres chinos.
"Empezamos a ir a China para abaratar costes. Gracias a eso, ahora la ropa es más barata que hace tres años, que es cuando empezó la llegada fuerte de los chinos. Trabajamos cada vez más con ellos", comenta Rafael Flores, presidente de la asociación Pronto Moda en Montigalà. Pero las ideas de estos empresarios de confección al por mayor sobre los chinos son ambiguas. Aplauden los talleres, pero no soportan a los mayoristas chinos que desde hace años se han ido apoderando de los alrededores de la calle de Trafalgar en Barcelona. "Nuestra gente está muy quemada por lo de Trafalgar --dice Flores. Lo que nos molesta es la vía como entra la mercancía aquí. No hay ningún control en el puerto o aeropuerto. Descargan contenedores enteros sin que se sepa lo que hay dentro. Y luego, parece que hay otras reglas para ellos. Nosotros tenemos que cumplir con el horario, de lunes a viernes, y la obligación de sólo vender al por mayor. Ellos están siempre abiertos y venden a cualquiera. Es competencia desleal. Nos están haciendo mucho daño".

Flores llega a comparar la situación de Trafalgar con la que se vive en Elx, donde los empresarios chinos se han hecho fuertes en la tradicional industria local del calzado, lo que originó hace 10 días el primer brote xenófobo hacia los chinos en España. Aun así, no lo quiere comparar del todo: "Nuestra ventaja es que tenemos una respuesta muy rápida, en dos semanas podemos cambiar una colección. Por eso nuestro producto se desmarca del de ellos. Ellos llegan más a los mercadillos, a la clase baja, pero aprenden rápido. Hace dos años, dos de los nuestros fueron a China a encargar 20.000 prendas. Los chinos hicieron 40.000, y con esa otra mitad vinieron ellos mismos aquí para venderla en la calle por el precio de la venta al por mayor".

Los chinos prefieren importar porque la fabricación allí es barata. Sin embargo, cada vez se ven en la necesidad de producir también aquí, sobre todo en cuestión de la moda exterior de temporada. "Hace falta un mes para producir y se tarda un mes en enviarlo en barco, así que cuando llega se ha acabado la temporada", cuentan desde la Asociación Textil de Moda China en Catalunya, por lo que recurren cada vez más a sus propios talleres. Otras piezas, como complementos y artículos destinados al todo a 100, son más fáciles de importar.

Los comerciantes tradicionales de la zona mayorista de Trafalgar se quejaban tanto de esa competencia como de la forma de actuar de los chinos recién llegados, que almacenaban grandes cantidades de género en las tiendas sin escaparates. Últimamente, la tensión parece haberse rebajado un poco. La comunidad china intenta adaptarse a las costumbres locales y ya sacan a la calle el cartón, su basura, a una hora convenida, sin que moleste tanto. Y son cada vez más los que buscan naves grandes fuera del centro para almacenar, ya que en Trafalgar sólo pueden vender. Los chinos se han instalado, sobre todo, en la calle Industria de Badalona y sus alrededores, y lo han hecho en nuevos e inmensos almacenes. Hay algunos que acaban de abrir o que están instalándose todavía, no sólo mayoristas de ropa, sino también muchos con un stock impresionante de artículos de regalo. Ferretería, droguería, cerámica, menaje, textil, perfumería. Todos los días 8.30-20.30. reza un rótulo. En la puerta, media docena de furgonetas de fabricación japonesa de dueños de tiendas de todo a 100 que eligen mercancía.

A todos los chinos del Barcelonés les han llegado las noticias de los disturbios de Elx. Están preocupados, sobre todo porque siempre han ido con tanta discreción precisamente para evitar generar malestar económico hacia ellos y no dar pie a actos de racismo. "Lo de Elx no es manera de hacer las cosas. Si hay problemas, hay que solucionarlos, pero no con fuego. Vale, el negocio siempre es una guerra. Gana el más fuerte, el más listo, pero no con bombas ni armas. Es la guerra del mercado", dice Ye Jin.yun. "Y en esa guerra hemos utilizado la cabeza".

Los chinos defienden que en ese mercado ellos no hacen trampas ni ejercen una competencia desleal. Jiangfei Xu, presidente en funciones de la Asociación Textil de Moda China en Catalunya, alega que los chinos "eliminamos intermediarios. Si algo se puede ofrecer a ocho euros en vez que a 12, gastando menos en mano de obra, lo que hay que hacer no es cerrar fábricas, sino cambiar de mentalidad y conseguir que la producción se haga en China, más barata, para venderla directamente aquí, con reducción de costes".

Y los precios más baratos favorecen también al consumidor español, por supuesto. Según los chinos, ellos contribuyen a la riqueza española. "Los chinos traemos fortuna a los españoles, porque pueden comprar más barato. Por eso, el ciudadano está contento", dicen los pioneros de una economía global.



ASI MEJOR???
发表于 2004-10-6 22:40:35 | 显示全部楼层
ESE ES TU HERMANO?
发表于 2004-10-7 03:39:58 | 显示全部楼层
ME MAREO!!!
发表于 2004-10-7 04:43:36 | 显示全部楼层
大家的西班牙语都好厉害呀.
发表于 2004-10-7 11:31:35 | 显示全部楼层
pero ese texto lo has escrito tu o lo has cogido de algun lado?
发表于 2004-10-7 11:36:31 | 显示全部楼层
HEHE,,POR,,LA NOTICIA,,,SUPONGO!!!
发表于 2004-10-7 11:54:23 | 显示全部楼层
no tengo ni la mas minima idea

o tambien es posible que el sea muy listo o tiene un total dominio del spanish
发表于 2004-10-7 12:17:57 | 显示全部楼层
恩,,,PUEDE SER,,,,OTRO,,,,GENIO!!!!!
发表于 2004-10-8 02:04:35 | 显示全部楼层
留学生丙  在 2004-10-6 22:02 发表:

dolor de cabeza???

你不会以为我是来促销阿司匹林的吧!!!呵呵
:nn

con tantas letras....es mejor leerlo en un libro ...o  algo imprimido
发表于 2004-10-8 03:37:17 | 显示全部楼层
JEJE,,DIGO YO,,,
发表于 2004-10-12 23:24:08 | 显示全部楼层
cuanto tiempo,liuxueshengbing
发表于 2004-10-13 13:07:12 | 显示全部楼层
ya ves... leer en el pc... uffff

eso es la castanya.---

mis ojos sufre mucho... es mucho mejor leerlo en el libro----
发表于 2006-3-27 19:14:07 | 显示全部楼层
ei tio sto es mazo, stas q m lo leo ....
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