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arroyo
Es uno de los pocos vocablos hispánicos prerromanos, que sobrevivieron a la latinización de la Península Ibérica. En su origen, se refería a un 'canal artificial para el paso del agua' y más tarde las 'largas galerías de las minas', generalmente túneles muy estrechos por los que apenas podían pasar los mineros y con esa denotación fue acogido por los romanos y empleado por Plinio.
La palabra castellana se extendió al portugués arroio y se mantuvo en el vasco arroil (foso, desfiladero entre montes). En varios dialectos italianos aparecen formas como ruga, roggia, con el sentido de 'acequia' o 'canal'.
Sin embargo, Covarrubias supone en su diccionario (1611) que la palabra está formada por el artículo árabe al antepuesto a la voz latina rivus, o a su diminutivo rivulus o, tal vez, el griego ryo (yo fluyo). Esta hipótesis se descarta actualmente |
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