Don león tenía un encantamiento que le hacía estar triste, se negaba a comer y se pasaba el día durmiendo.
Su hija Leoncita fue a ver a una curandera y le contó el problema. Ésta le dio una pluma de ganso y le dijo:
-Quien sepa utilizarla liberará a tu padre del hechizo.
Muchos probaron suerte, pero ninguno supo dar el uso correcto a la pluma de ganso hasta que llegó Ardillita y cogiendo la pluma hizo cosquillas con ella al León. Éste prorrumpió en sonoras carcajadas y recobró la cara alegre que tenía antes de haber sido hechizado. Así don León pudo al fin volver a la vida con su familia.
Sin romper el hechizo no hay realidad.